Deja de Esperar y Empieza a Vivir

Deja de Esperar y Empieza a Vivir

El que espera desespera. Sí y desespera porque está esperando que el mundo sea como quiere que sea. 

Una de las cosas que más me ha alejado de la plenitud en la vida es justo eso,  las expectativas. El esperar que las situaciones, los momentos, pero sobre todo las personas y en especial mis hijas sean como yo espero que sean.

Las expectativas me han llevado a sentirme muy desesperada, herida, ofendida, desilusionada y decepcionada. Así de horrible.

Pero como el universo es generoso, me mandó una gran maestra para enseñarme a soltar, aceptar y fluir como ella lo hace.

Mi maestra me ha enseñado  que cada momento, cada instante, cada respiración, estoy estrenando y que por lo tanto la vida no es más que una sucesión de instantes únicos e irrepetibles.

Me ha enseñado también que cada rincón está lleno de sorpresas y que cuando me permito soltar las expectativas, puedo ver más allá de lo que esperaba y un panorama distinto y lleno de oportunidad se abre ante mis ojos.

Por último, me ha enseñado que las personas, cosas y situaciones son como son y que puedo enojarme ante ellas, incluso enfurecerme y hacer un mega berrinche, pero una vez que mi emoción está descargada también puedo regresar a fluir en paz con la situación, poniendo mi atención en algo más  y disfrutando de todo lo maravilloso que tiene el Universo para mi.

Hoy quiero presentarte a mi maestra, no ha estudiado nada, no tiene títulos ni certificaciones. Es más, ni siquiera sabe leer.

No ha recorrido el mundo, no sabe caminar, pero fluye en paz, en amor y en armonía porque no espera nada. Porque va por la vida sorprendida y llena de gozo.

​Ella es mi amada maestra que aun se sabe conectada a la fuente y que me recuerda que yo también lo estoy y que si lo elijo puedo fluir como lo hace ella y regresar a la paz y a la plenitud de la que ella goza.

Estoy segura de que si sueltas las expectativas, vas a poder encontrar un maestro igual de sabio que la mía, porque el mundo está lleno de ellos. 

Gracias por leerme y por aprender de mi maestra,
​Elena Santos