¿Estás recibiendo lo que realmente necesitas?

¿Estás recibiendo lo que realmente necesitas?

Con el corazón profundamente agradecido te cuento que la quincena pasada muchas, muchas, muchas personas me dijeron cuanto disfrutan mis correos y lo importantes que son para ellos. 

Eso me hizo profundamente feliz porque yo, como todos mis demás hermanos humanos necesito amor y aceptación.
Nada más ¿sabes por qué?

Pues porque,  los seres humanos a pesar de ser unos animales bastante débiles y poco hábiles comparados con otros bichos de la creación, son los que dominan el mundo a su antojo.
¿poooooooor?

Por una sencilla razón,  la unión hace la fuerza, si señor. Los seres humanos hemos formado tribu y juntos hemos logrado acomodar el mundo a nuestro antojo. Un humano solo es el almuerzo de cualquier jaguar, un humano acompañado puede hacer que los jaguares se extingan.

Esta es la razón por la cual ser amado y aceptado por la tribu es vital. Así como lo oyes, VITAL.

Y explotando ésta necesidad tan primaria que tenemos, algunas tribus han inventado una serie de necesidades y nos han hecho creer que para pertenecer necesitamos tener, que no basta con ser.

Yo, caía redondita en ésta trampa y trataba de comprar el amor y el reconocimiento de mi tribu a través de champús, bolsas, marcas y demás,  pero ¿qué crees?

No funcionaba porque esa tribu siempre me pedía más, jamás se sentía satisfecha, nada era suficiente, es más, yo no era suficiente.

Estaba en un círculo muy poco feliz, estaba en la tribu equivocada. Hasta que un día me di por vencida y busqué otra tribu.

Una en la que me amaban por ser y no por tener, una en donde reconocían que soy suficiente, una en donde no hay juicio, en donde brilla la luz.

Desde entonces, hice de esa tribu mi tribu. Deje de buscar amor y aceptación en los lugares equivocados y le entregue exactamente lo mismo que estaba recibiendo, luz y paz.  

Hoy se que para obtener lo que necesito, tengo que buscar en el lugar correcto.

Y tú ¿estas en la tribu correcta? 

Gracias por formar parte de mi tribu,

​Elena Santos