Soy una madre floja y egoista

Soy una madre floja y egoista
Seamos flojas y egoístas, les hace bien,

Si la pereza es considerada un pecado, confieso que lo he cometido varias veces por amor a mis hijos. Sí, leyeron bien, por amor a ellos.

EL DETONANTE

Con esta anécdota entenderán: Hace mucho caminaba cerca de la zapatería infantil de Palacio de Hierro, cuando vi a una mamá haciendo esfuerzos sobrehumanos por tratar de meterle y probarle un zapato a su hijo como de 7 años, mientras el escuincle en modo zombie jugaba con un gameboy, sin cooperar mínimamente con la mujer.
Esta escena me dejó mal y juré no convertir a mis hijos, si es que los tenía algún día, en inútiles y muchos menos convertirme yo en su “chacha”, innecesariamente.

De este modo, ahora a los 9 y 5 años que mis hijos tienen, cada vez les asigno más labores y les ayudo menos; porque no pienso solapar este nocivo afán de incomodar al mínimo a los niños, procurándoles, haciéndoles y resolviéndoles todo, para convertirlos en pequeños flojos, mimados, poco reflexivos, faltos de creatividad, demandantes e irresponsables.

SE SIENTEN JEFES

Y lo he visto en las actitudes y contestaciones de mis hijos: Yo: “Fulanito, levanta ese juguete porque alguien se puede tropezar” Niño: “Pero yo no lo usé, yo no tengo porque recogerlo” ¿Perdóóóóón?
O qué tal ésta? Yo: “Sutanito, tiende tu cama” Niño: Ayyyyy mamáááá, pero yo estoy cansado, me da flojera”. O la última que recuerdo, un día en la madrugada escucho a mi hijo gritar desde su habitación “Mamáááá, tengo sed, ¿me traes agua?”, a lo cual yo adormiladísima e indignada contesté: “No, yo estoy durmiendo, baja tú por agua”. Obviamente, muchas veces cuando era pequeño fui por el mentado vasito de agua, pero llega un punto que no más. “El que quiera azul celeste que le cueste”
Por eso, cada vez soy más floja, egoísta e indiferente a ciertas solicitudes y gimoteos; y no se horroricen al leer esto, porque no significa que no asumo misresponsabilidades y los cuidados pertinentes con mis críos.

ELLOS PUEDEN SOLOS

Conozco las capacidades y habilidades de mis hijos y sé que si les sigo la corriente, incrementaré su “talento comodino” en el presente y fomentaré exitosamente su incapacidad de resolver problemas y situaciones en el futuro.
Y para quien piensa que evitar trabajo, esfuerzo y frustración a los niños, significa ser un gran padre, le tengo noticias, la sobreprotección también es considerada violencia infantil, porque el mensaje que da a los hijos es: “tú no puedes”, “tú no sabes cómo hacerlo”, “eres un inútil”, “yo puedo hacerlo mejor que tú”, etc.

RESPONSABILIDAD A CUALQUIER EDAD

¿Aún dudan de que sus niños estén listos para ser autónomos?, pregunten cómo se comportaron en el campamento del cole o qué tal les fue en la invitación a casa del amigo, ¿comieron solos, se pusieron los zapatos sin ayuda, se vistieron sin problema? Obviamente lo hicieron, vean la sorprendente y enigmática capacidad metamórfica de los chiquillos; en casa son débiles dependientes y fuera de ella, astutos independientes. ¡Wow, hasta suena a poder de superhéroe!

EL FUTURO QUE LES ESPERA

Si aman tanto a sus hijos, déjenlos “sufrir” un poquito, intentar, equivocarse, esforzarse. No vean el presente, vean el futuro, porque dudo mucho que como padres ancianos disfruten que su lagartón de 30, 40 o 50 y tantos años, siga pidiendo que le solucionen la vida cada vez que se le atraviese un imprevisto.
Lo justo es lo justo. Démosles herramientas ahora que son pequeños, para que sepan cómo utilizarlas y empoderarse en la vida futura.


TIPS QUE AYUDAN

Evalúen qué sí pueden hacer sus hijos sin ayuda, desde abrir una paleta hasta tender una cama y, cada vez que su hijo les pida ayuda, apliquen estas frases:
“Intenta un par de veces con todas tus fuerzas, si no puedes, yo te ayudo”
“Piensa cómo podrías lograrlo de otra manera, busca otras soluciones”
“Imagina que estás solo y nadie puede ayudarte, cómo le harías para solucionarlo”

“Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad” Karl A. Menninger

ISELA BETANCOURT